Canícula_perlar_ bienestar

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La canícula se le hace insoportable en agosto, sobretodo por las noches. Ni siquiera con una ducha justo antes de echarse a dormir consigue librarse de la pegajosidad, que no contenta con humedecer su camiseta, ofusca también sus ideas. La lectura deviene tarea agotadora con las bragas pegadas al culo; y si enciende el portátil los muslos terminan abrasándole… Diez minutos después, el sudor empieza a perlar su rostro sofocado, así que termina por apagar la luz.

Tres noches atrás, el termómetro marca los mismos grados. Con ella, él. Y su pierna sobre su cadera, el brazo agarrándole el vientre, las manos de ella perdidas en su cabello negro y ondulado, y las respiraciones de ambos casi mezclándose… A los dos minutos un profundo bienestar la vence.

Es lo que tiene dormir bien acompañado.

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